Equilibrio
Esta noche le hubiera gustado a mi padre.
El viento es una cimitarra que siega la oscuridad de los campos. Llueve en la inmensidad del desierto que es un mar muerto de frío donde nada el silencio.
Los hombres se han replegado bajo los techos y esperan.
Mi padre esta noche hubiera sonreído junto a la ventana viendo como el mundo se llena de espectros, de jardines sin flores, de plegarias de invierno.
Bajo esta lluvia la noche es una estatua de agua que pierde el equilibrio y cae, como se cae en la eternidad o en un instante del pasado.
Mi padre hubiera abierto la ventana para dejar que el viento le trazara los rasgos, para permitirle a la escarcha ir de juego por su pelo. Sus ojos habrían brillado con más intensidad que el hielo que se adivina en las montañas. Luego buscando asiento junto al fuego de la chimenea, habría encendido un cigarrillo y apagado la luz.
Le hubiera gustado el silencio: el chiflón en los pinos de la acera, el crepitar de los troncos de durazneros floreciendo fuego, la gotera en el patio, su espirar el humo del cigarrillo, el crujido de sus muñecas, su corazón galopando en suelos de algodón, el gorgoteo del vino buscando en la oscuridad el fondo del vaso, el discurrir del vino hacia su alma...
He salido a caminar esta noche. Las calles resuman agua, la corriente de aire se mete por los rincones de mi abrigo, me llueve sobre los ojos. Aparte de mí, no hay gente caminando esta noche. Hasta los perros han buscado resguardo. Es una noche sólo para rebeldes. Trato de silbar algo, pero sólo consigo soplar un vapor triste que se pierde en la lluvia.
Mi casa está a oscuras y tibia. Cuando entro me recibe el silencio. Me sirvo un vino y me acerco a la ventana. Afuera, el mundo se disuelve en un remolino de sueños húmedos. Un mueble cruje en la oscuridad. Siento un escalofrío.
Mi viejo amaba las crudas noches en que el invierno arrecia con sus ejércitos de cristal. Me hundo en la caricia del vino.
Tengo derecho a estar triste. Esta noche muero y renazco un poco. Hoy mi padre hubiera cumplido 80 años.
2 comentarios:
Este texto me parece el mejor de todos. Será que conozco al personaje, ¿será que lo quiero?
Mirá lo que son las cosas, Poli. Vos tenías un padre al que le gustaban esos climas. Yo tengo un hijo con los mismos gustos... Mirá vos.
Hermoso tu relato, me gusta cómo vas descubriendo para mí figuras nuevas como "El viento es una cimitarra que siega la oscuridad de los campos. Llueve en la inmensidad del desierto que es un mar muerto de frío donde nada el silencio". Gracias. a.,
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